Todos sabemos que el pan para poder rallarlo ha de estar bien seco, pero en ocasiones no nos damos cuenta y lo rallamos con algo de humedad. Si lo guardamos sin secar, le pueden salir mohos y también puede apelmazarse.
El truco para que se conserve bien, consiste en añadir al recipiente donde lo vas a guardar una o dos hojas de laurel y mantén el tarro bien cerrado. Notarás que siempre está en buenas condiciones para usarlo.
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